Singular y cargado de una serie de conductas difícilmente analizables.
Individualizar sería acercarse a la osadía. El mundo del Cofrade
solo es interpretable desde la compleja generalidad que lo delimita. Capaces de
alcanzar la cúspide del sincronismo, también se le atribuyen perniciosas
competencias cuando se trata de tomar decisiones en las Cofradías. Enrevesada
tesitura, sin visos de variación por el momento.
En Aragón fenómeno de masas, al
cofrade de tambor se le
respeta hasta extremos de dudosa conveniencia. El cofrade de tambor es
aquel que necesita que lo llamen veinte veces para recordarle la hora del
ensayo, pero luego cumple privando de su tiempo a familia y quehaceres. El que
citado a las nueve aparece a las diez , aunque después es capaz de soportar sin
objeción sus manos sangrantes. El tamborero es el de inquietos gustos
peligrosamente alabados, a la vez que sostiene un ponderado compañerismo digno
de distinciones. El de abrazos, palmadas y besos. El que asume el valor de la
amigabilidad. El tamborero, al fin y al cabo, es peculiar.
El Cofrade culmina
motivaciones, con posterioridad los resultados serán analizados una y otra vez
desde el preciso instante que las puertas de San Juan dictaminen el inicio de
la próxima espera. Ultimando detalles, las Cofradías volverán a marcar
diferencias contribuyendo para que Alagón siga siendo emplazamiento paralelo al
arte.
Felicidades por la
Semana Santa que habéis terminado dándole mas grandeza a
nuestra Cofradía.
Ya falta menos para la próxima.
Carlos Guerrero.