lunes, 9 de abril de 2012

EL COFRADE


Singular y cargado de una serie de conductas difícilmente analizables. Individualizar sería acercarse a la osadía. El mundo del Cofrade solo es interpretable desde la compleja generalidad que lo delimita. Capaces de alcanzar la cúspide del sincronismo, también se le atribuyen perniciosas competencias cuando se trata de tomar decisiones en las Cofradías. Enrevesada tesitura, sin visos de variación por el momento.

En Aragón fenómeno de masas, al  cofrade de tambor se le respeta hasta extremos de dudosa conveniencia. El cofrade de tambor  es  aquel que necesita que lo llamen veinte veces para recordarle la hora del ensayo, pero luego cumple privando de su tiempo a familia y quehaceres. El que citado a las nueve aparece a las diez , aunque después es capaz de soportar sin objeción sus manos sangrantes. El tamborero es el de inquietos gustos peligrosamente alabados, a la vez que sostiene un ponderado compañerismo digno de distinciones. El de abrazos, palmadas y besos. El que asume el valor de la amigabilidad. El tamborero, al fin y al cabo, es peculiar. 

El Cofrade  culmina motivaciones, con posterioridad los resultados serán analizados una y otra vez desde el preciso instante que las puertas de San Juan dictaminen el inicio de la próxima espera. Ultimando detalles, las Cofradías volverán a marcar diferencias contribuyendo para que Alagón siga siendo emplazamiento paralelo al arte. 

Felicidades por la Semana Santa que habéis terminado dándole mas grandeza a nuestra Cofradía.

Ya falta menos para la próxima.

 Carlos Guerrero.

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